MADRID, 19 (SERVIMEDIA)
La Comisión Europea ha alabado a los trabajadores humanitarios que «arriesgan sus vidas para salvar a otros y paliar el sufrimiento humano» y a quienes «han perecido al servicio de los demás», y ha dejado claro su compromiso para «colmar la brecha creciente entre las necesidades y la financiación disponible».
Lo hizo a través de una declaración firmada por el Alto Representante en Política Exterior y Seguridad Común, Josep Borrell, y por el comisario de Gestión de Crisis, Janez Lenarčič, con motivo de la conmemoración este sábado del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria.
En el texto, el Ejecutivo comunitario atestiguó que «cada vez son más las personas que, en todo el planeta, se ven más gravemente afectadas por crisis humanitarias a causa de conflictos nuevos y ya existentes, y de las consecuencias de la crisis climática y ecológica».
Esto le sirvió para aseverar que «si las personas necesitadas de ayuda humanitaria formaran un país, éste sería el tercero mayor del mundo». Este colectivo, continuó la Comisión, «está creciendo a un ritmo exponencial, con un aumento del 30% desde principios de 2022», por lo que «ahora más que nunca, las personas afectadas por las crisis necesitan ayuda humanitaria».
Con ese contexto, el Ejecutivo comunitario rindió tributo a los trabajadores de primera línea que «arriesgan sus vidas para salvar a otros y paliar el sufrimiento humanitario» y a los que «han perecido al servicio de los demás».
La Comisión recordó que este verano se cumple el vigésimo aniversario del atentado perpetrado contra el cuartel general de la ONU en Bagdad (Irak) que acabó con la vida de 22 personas, en su mayoría trabajadores humanitarios. «Lamentablemente, los riesgos no han hecho si no empeorar desde entonces», lamentó al alertar de que éstos «están ahora amenazados como nunca antes» en el mundo, como lo atestigua que hasta este año han muerto 62, otros 82 han resultado heridos y 33 han sido secuestrados. «Estos actos son inaceptables y no deben tolerarse», comentó.
Subrayó también que la protección de los civiles, incluidos los trabajadores humanitarios y el personal médico, supone una «obligación en virtud del derecho internacional humanitario que debe respetarse, también en lo que respecta a garantizar el acceso sin trabas a la asistencia humanitaria».
También puso de manifiesto que la invasión rusa de Ucrania, los combates en Sudán, los golpes militares en el Sahel, la decisión de Rusia de acabar con la Iniciativa sobre la Exportación de Cereales por el mar Negro y los ataques contra los puertos ucranianos en éste y en el Danubio han provocado un «empeoramiento de la situación humanitaria en todo el mundo» y «sumirá a innumerables comunidades en una inseguridad alimentaria más grave» en países como Afganistán, Yibuti, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán o Yemen.
Ante esta situación, se comprometió a mantener sus esfuerzos por «colmar la brecha creciente entre las necesidades y la financiación disponible» y rememoró que «la UE es uno de los principales donantes humanitarios del mundo», e invitó a «la comunidad internacional de donantes que intensifique sus compromisos».
Por último, señaló que «juntos podemos ayudar a las personas atrapadas en crisis humanitarias. Juntos también podemos proteger a los trabajadores humanitarios sobre el terreno que aportan asistencia y esperanza a las personas que las necesitan desesperadamente».
